Inteligencia Emocional
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20 de diciembre de 2021Si tiene sensación de que lo que sucedió en su infancia le está afectando ahora, es porque algo de lo que está viviendo le recuerda esa situación.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Vivir pensando en el pasado, perdiéndose del presente por sentirse culpable, insuficiente o con baja autoestima cada vez que recuerda aquel evento de su infancia que marcó su vida por completo es un caso muy común en la actualidad.
La inseguridad, al igual que la seguridad, no son rasgos con los que se nace sino que se van formando y tomando más espacio en sus emociones a medida que crece y adquiere nuevas experiencias.
Los infantes son capaces de aprender rápidamente -por eso la frase “los niños son como esponjas” está bien sustentada-, y aunque esa puede ser una característica favorable para su desarrollo académico, esta capacidad también incluye aprender y desaprender sobre sus emociones, que a fin de cuentas son las encargadas de lograr el apego o vínculo que desarrolla el niño con sus padres o todas las personas que lo rodean. La psicóloga Anjannette Gavarrete asegura que “las emociones son las que proporcionan una seguridad indispensable para que desarrolle su personalidad, le pueden ayudar a construir relaciones y experiencias que le sean favorables en su vida adulta”. Es decir, construir esos vínculos de forma correcta o inadecuada tiene una repercusión significativa en la adultez ya que la infancia es una época que influye directamente sobre el resto de la vida de las personas.
Las experiencias, buenas o malas, son las que permiten desarrollar el control de sus emociones, sean positivas o no. La ausencia o separación de los padres, maltrato, accidentes, bullying o desapego de personas con un vínculo fuerte son sólo algunas de las vivencias de la infancia que pueden generar inestabilidad emocional en su adultez, pero, según Gavarrete, una de las que más afecta y genera inseguridad en una persona es no haber aprendido desde pequeño a conocer, aceptar y expresar sus emociones.
“Estos recuerdos o experiencias se presentan a través de los sentidos por medio de los sonidos, olores e incluso las sensaciones. Por ejemplo, la voz de una persona, una canción o una caricia, algo que tenga que ver, que despierte nuestros sentidos y nos lleve al pasado. Cualquiera de estas cosas puede hacer que una persona sienta que ese recuerdo lo lastima, le afecta o que está sucediendo de nuevo”, detalla la experta.
Recomendaciones:
Gavarrete sugiere que empiece a conocer sus emociones y descubrir cómo expresarlas, que se dé un espacio para usted mismo(a) en el que aprenda a reconocer sus fortalezas; de igual forma, no se compare con otras personas, lleve un estilo de vida saludable, ya que el ejercicio y una alimentación balanceada ayudan a mantener la mente ocupada sanamente. La productividad genera que las hormonas descarguen todas las sustancias necesarias para sentirse en tranquilidad y con más energía.
Por otro lado, a los familiares o amigos de la persona que sufre algún tipo de inseguridad, ansiedad o depresión, la experta recomienda que sean empáticos y pacientes, conviértanse en personas en quienes pueda confiar. Estén allí para motivarlo haciéndole saber que puede salir adelante.
Fuente principal:El Heraldo – Inseguridades- El reflejo de las malas experiencias de su infancia.